Ayer culminamos el curso con actividades lúdicas organizadas por el Centro. Aquí tienes algunas fotos para recordarlas.
Exhibición de judo.
Lanzamientos.
Con Eva.
A reciclar.
Juegos con el paracaídas.
Hoy hemos viajado a La Manga y hemos pasado la mañana jugando en el mar.
Muy cerca de la Isla del Barón de la que hace un par de días nos habló
la Alcaldesa en nuestro colegio.
Aquí tienes un mapa del Mar Menor para que reconozcas la Isla del Barón cuando vuelvas a la playa.
Aquí os dejo un texto que apareció en el
periódico "La verdad" hace un año que habla de eso:
En la zona sur de la laguna, donde a mediodía de una jornada ventosa se
prodigan las cometas de quienes practican kitesurf sobre sus tablas
dando colorido al impresionante azul del cielo, pueden disfrutar de las
islas. La Mayor o del Barón alberga en su superficie un palacio y una
torre neomudéjar construidos a finales del siglo XIX por el barón de
Benifayó, sobre uno de los volcanes que dieron origen a la isla. El
barón, condenado a permanecer en esta porción de tierra de casi 10 km2
por matar en duelo a Diego de Castañeda, quedó cautivado por la belleza
de esta ínsula. Tanto que cuando acabó su cautiverio la compró para
quedarse para siempre en ella. Hoy propiedad de la familia Figueroa,
cuenta con un par de edificaciones de tiempos recientes y se alquila por
12.000 euros a la semana para alojar a 10 huéspedes en la torre, con
habitaciones circulares. Un paraíso del relax de alto 'standing' que se
puede encontrar en la web Vladi Private Islands. Además, a esta
extensión de tierra surgida del fondo del mar se le atribuye la leyenda
de la princesa rusa, una joven con la que el barón se casó (con el
beneplácito de su familia) pero que nunca logró conquistar su amor. Dice
la leyenda que el barón, harto de intentar conquistarla, acabó
matándola y enterrándola. Y, aún hoy, los pescadores cuentan que la
joven princesa rusa se aparece al atardecer para bañarse en el mar,
donde su figura se desvanece. En esta isla no se puede desembarcar, al
ser propiedad privada, pero sí se puede rodear, excepto por su extremo
este -un emisario a dos metros de profundidad impide a los barcos
circundarla por completo-, para observar sus bellas calas, su vegetación
y las aves que la habitan.